POR QUÉ PUEDE
SER, ECONÓMICAMENTE, EL PEOR AÑO DE NUESTRA HISTORIA
El mundo afronta una clara crisis de demanda, con caídas que podrían ser
de hasta el 20-25% del PIB en el caso de España (suponiendo 3-4 meses de
completo parón económico). Pero existe sin embargo, una gran diferencia en
relación a las crisis precedentes: en esta ocasión, a la crisis de demanda se
va a sumar una crisis de oferta. La combinación de ambas pueden tener,
económicamente y a corto plazo, consecuencias funestas.
Es difícil dejar de mirar alrededor sin quedarse absorto ante la
vorágine de acontecimientos superpuestos que el mundo vive desde que el
Covid-19 está entre nosotros. Apenas ha pasado un mes, pero la sensación temporal es de años.
Parece increíble ver la velocidad a la que el mundo ha cambiado en
apenas un mes. Algunos de esos cambios serán probablemente irreversibles. Sentarán
precedente para intentar no volver atrás.
Con toda la actividad económica paralizada, sólo podemos esperar un hundimiento
sin precedentes en la economía española, tanto más acusado cuanto más tiempo,
desgraciadamente, tengamos que estar encerrados por culpa de este coronavirus
(pese a todo, la salud es lo primero; de otra forma no habrá recuperación). Esta
tendencia, con 900.000
empleos ya destruidos desde el inicio de esta imprevisible crisis, no
ha hecho más que comenzar. De agradecer es la respuesta de los diferentes
Gobiernos, en especial el que nos concierne, el español, de poner a disposición
más de 200.000
millones de euros (algo menos del 20% del PIB) para capear la crisis: la
parte de solventar la crisis de demanda, está, al menos en principio,
garantizada.
Una semana equivale, en promedio, a 2 puntos de PIB. Con la economía totalmente
paralizada desde ya hace prácticamente 1 mes, son 8 puntos. Sabiendo que aún
hay actividades autorizadas al desempeño de la actividad, la actividad económica
española late al ralentí, sin tener datos precisos podemos estimar un 30-40% de
la actividad aún operativa. Las cuentas son evidentes: en el caso español, nos
podemos dejar un 5-6% por mes. Con lo que si la situación de confinamiento se
prolongase (y debiera prolongarse) por 2 meses, nos iremos hasta el 10-12%.
Lo más grave para nuestro país, es que siendo como somos un país
dependiente de los que nos visitan, de los turistas, si perdemos la campaña
de verano (cosa que algunas autonomías como Canarias
o Valencia
dan por hecho, y algo bastante factible debido potencialmente a factores como
a) el miedo a volar en aviones que no estén completamente desinfectados b) que
los destinos vacacionales hayan estado especialmente afectados por la pandemia
y por lo tanto existan reticencias de potenciales turistas a ocupar plazas
hoteleras) la caída, mucho más acusada, nos podría llevar a un
escenario del 20%. En otras palabras: una bofetada de más del doble que
el efecto combinado crisis financiera 2008 + crisis de deuda 2012.
Del otro lado, las tensiones que vive el lado de la oferta, con cadenas
de suministros sujetas a fuertes presiones (reducción de efectivos) y precios
del petróleo subidos a una vorágine de volatilidad (inexplicablemente
bajista por el momento) desde hace varias semanas por las tensiones entre algunos
países productores, Rusia y Arabia Saudita principalmente. Razón de más para
que, una vez más desde blog, volvamos a requerir una industria energética
española autosuficiente, no dependiente del exterior, y para lo cual, una
apuesta decidida por las energías renovables. Invertir en esto podría habernos
sacado de la doble crisis ’08-’09 y ’12-’13.
Tres apuntes adicionales:
1) El primero, el
infinito cinismo e hipocresía de determinadas personalidades como el
ministro de finanzas holandés, sugiriendo que determinados países pedimos
dinero para hacer frente a la crisis por haber sido derrochadores. Nada más
lejos de la realidad y nada más frustrante: fueron países como el suyo,
Holanda, o como Francia o Alemania, además de la UE como institución; lo mismo
que el Banco Mundial y el FMI los que hace 10 años nos exigieron desmantelar
nuestro Estado del Bienestar (uno de los mejores del mundo hasta la fecha)
y cortar gasto público, gasto sanitario, gasto educativo y en definitiva, gasto
social. Es evidente que, si la pandemia está azotando tanto España, la falta
de medios, entre otras cosas es por culpa suya, no de España.
2) El segundo, investigando
en el origen de la pandemia, hallamos la existencia en determinados países de
Asia (China y los países de la península de Siam fundamentalmente) de lo que se
conoce en inglés como wet markets (mercados húmedos). Se llaman así
porque al animal en cuestión con que el ser humano se va a alimentar se mata en
el mismo (mal llamado) marcado. No puedo evitar dejar un enlace a Youtube de este vídeo
que he encontrado. Las imágenes (sonido ambiente, no hay narración) son autoexplicativas:
- Eso no es un mercado, es
un zoológico. El hecho de poder encontrar más de 120 de especies animales (¡vivas!)
hace pensar más en un zoológico que en un mercado. Si adicionalmente, se
comercia, se trafica y finalmente se consumen esos animales, en ese mismo
espacio, la situación no hace sino agravarse. Para colmo, determinados animales
como murciélagos y ratas son mundialmente reconocidos como animales vectores,
es decir, animales transmisores de enfermedades infecciosas.
- No se respeta ninguna
distancia mínima de seguridad, ni entre las jaulas (¿dónde están los activistas
de Greenpeace clamando por las insalubres condiciones de esos animales?), ni
entre éstas y los humanos que pasan por los estrechos pasillos.
- La matanza de los animales
se hace en ese mismo lugar, abierto al público, sin respetar la cadena del frío. Algunas de sus instalaciones, penosamente son incluso al aire libre, sin techo.
- En uno de los fotogramas
de otros vídeos de mercados similares, incluso los coches pasan al lado de las
jaulas (contaminación). En este vídeo, se verán personas con bicicletas por los pasillos.
- En suma, la nula higiene existente
es alarmante.
3) El tercero, que el capitalismo
no va a desaparecer como tal (pese a que hay quien se ha apresurado a afirmarlo),
pero sin duda esta crisis sí va a cambiar nuestros hábitos: mayores facilidades
laborales para el trabajo y la conciliación de la vida familiar debería ser el primero.
Mayor respeto por el medio ambiente y la naturaleza (si hay algo positivo que
esta pandemia está dejando es un medio ambiente inmaculado), con caídas en los
niveles de contaminación cercanos al 50%, así como probablemente ciertos
replanteamientos en determinadas actividades productivas (sirvan como ejemplos:
a) industria aeronáutica: quizá cambien hábitos de turismo, o se prescindan
determinados viajes de trabajo al poder llevar a cabo las reuniones por medios
telemáticos b) lograr industria productiva menos dependiente de los vaivenes del
sector exterior).
Más allá de teorías
conspirativas que desde aquí preferimos no alentar, lo cierto es que en este
tipo de mercados se reúnen todos los condicionantes para que virus, gérmenes,
bacterias, protozoos y en definitiva, parásitos para los humanos, puedan desarrollarse
y campar a sus anchas para, en un momento dado, dar su salto a los humanos. Sirva
como ejemplo adicional ilustrativo que el SARS de 2001 (con el que el presente
coronavirus comparte más del 80% de los genomas) también apareció en un mercado
similar. Y que con estas credenciales, tampoco sorprende que la Peste Negra de
1348 fuera importada de Asia.
Si hay algo que ha
permitido a la especie humana multiplicar su esperanza de vida (de menos de 40
años hace poco más de un siglo, mientras que hoy por hoy algunos países como
España ya contamos con una esperanza de vida de casi 83 años [el país del mundo
junto a Japón con mayor esperanza de vida]), ese algo es la higiene. Higiene.
Higiene. La higiene. Ser limpios. Y las imágenes que se pueden apreciar en ése
y otros vídeos similares, son auténticas guarrerías, verdaderas cerdadas inexplicables
que sucedan e inadmisibles en pleno siglo XXI. Los países que llevan a cabo estas
prácticas alimentarias deberían abstenerse por completo de las mismas, o en
caso contrario deberíamos impedir que sus ciudadanos luego viajen de sus países al exterior.
Conclusión:
La primera, que la higiene es
básica en cualquier sociedad desarrollada que se precie.
La segunda, que paciencia, que
pese a su profundidad, de esta crisis saldremos antes que de las dos
anteriores.
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