martes, 11 de diciembre de 2012

LA FLOR ETERNA



  La vida es un soplo, un susurro, un murmullo, una gota titilante. La vida es una flor en la que cada uno es un caliz rodeado de muchos pétalos que de vez en cuando caen. Hoy ha caído uno de los más grandes y hermosos, rojo intenso y perfumado. Y el caliz, de esta forma, queda cada vez más desprotegido. Y sobre todo, un poco más huérfano. Expuesto a cualquier vaivén.



  Una gran parte de mi caliz se explica por ese pétalo. Una gran parte del carácter, de la forma de ser, de ver la vida, el mundo. De sentir. El color intenso. El mirar al sol. Se cae además, el pétalo que más equilibrio daba al conjunto. En realidad, incluso, más que un pétalo a sostener, eras un tallo, y por lo tanto con vocación de soportar; de tener. También de ese tronco, que no tallo, salía mi caliz.



  No sé, en realidad, cuál es el punto de partida, el primer recuerdo. Quizá sea la anécdota mil veces contada por mi abuela, que de tanto correr y poner nervioso/loco al personal, primero me quitabais las zapatillas y luego los calcetines. Y como pese a aquellas medidas lo único que variaba era la velocidad en aquel empedrado de enfrente de casa, al final tenía que venir el abuelo a traerme de vuelta, pero de la oreja.



  La relación abuelo-nieto, siempre se labra y se cultiva desde la infancia, se fragua desde allí, con experiencias indelebles a los que los abuelos se lanzan sin complejos, siendo aún más críos que aquellos a los que desafían; ya sea con carreras de sacos, ayudando a buscar algún “escondite secreto” o con un simple paseo por el campo en octubre-noviembre, aprendiendo, entre otras cosas, a distinguir las setas.



  Siento en el alma que no me hayas visto de vuelta a mi/nuestro país, a casa. Me hubiera encantado que nos hubiéramos visto estando yo de vuelta, ya asentado. Pero sabes tan bien como yo que esto es algo esporádico, coyuntural, pasajero. Fuiste el primero en salir de la misma casa a la que tanto queremos y tanto amamos. Pero tu caso fue grande. Y lo resolviste de forma grande, como sólo así podía ser. “Pues tú, que ya tienes trabajo aquí, pudiendo salir fuera a ganar más”, soltaron con desdén. Tú. En aquella época. Que ya tenías trabajo. En España. Y saliste. Contra tu voluntad, pero saliste. Para demostrar muchas cosas que, vistas ahora, no hacían falta. Y lograste el trabajo fuera; pero como la casa no hay nada, y volviste, y rechazaste lo que te volvían a ofrecer. Y buscaste algo mejor. Otro cambio. Demostrar que eras más grande que todo aquello. Mucho más grande. Que te ibas por desafío, que volvías por amor, y sobre todo, que decidías tú. Te volvieron a llamar y escogiste otra cosa. Un trabajo. Y otro. Y el tercero aún mejor. A tu edad estudiaste, aprobaste y p’alante. Escogiste tú. Ésa es la gran diferencia. En tu caso, estabas donde querías, no donde no te quedaba otro remedio.



  Me lo dijiste muchas veces: “yo he tenido la suerte de que Dios me ha dado las dos cosas”. Y entonces te tocabas un brazo y la cabeza, indistintamente del orden.



  En aquel sentimiento especial, entraban múltiples y repetidas conversaciones nocturnas sobre la más variopinta variedad de temas. A veces se me hacía difícil seguirte. De lejos y con la lengua fuera, en más de una ocasión. Más de una vez hube de acudir a tu silla de la ventana e interrumpir tus lecturas del oeste, que te imbuían por completo en aquel mundo de forajidos donde, según Marcial L. Estefanía, siempre ganaba el más alto, que también era el más limpio de corazón y al tiempo, el más rápido con el revólver en aquel mundo inhóspito al que tus lecturas te transportaban. Y acudía para que me sacaras de mi propio mundo inhóspito, organizado, más de una vez, en torno a algún problema matemático o estadístico, ya incluso de la universidad. Mundo inhóspito para mí, claro. Para ti aquello era un paraíso de coser y cantar.

  Realmente era cierto. Muchas veces me pregunté cómo habías hecho/Dios había hecho para unir fuerza y cabeza en el mismo ente. Resultaba realmente magnífico, una maravilla ver trabajar en el huerto aquella sucesión de músculos y piel del color de la tierra; en vacaciones, en el tiempo libre. Pero te fiabas más de la cabeza. Más de una vez, ayudándote en el huerto, este ingenuo pensaba arreglar las faenas del campo a las bravas, por la (escasa, sobre todo a tu lado) fuerza, basándose en una asociación tan ridícula como infantil. Ya sea intentando arreglar los pozos, o con la manguera, o con lo que fuera. Y ante mi (desesperada e inútil) fuerza, surgía tu cabeza. “Más vale maña...”



  El Land Rover que tanto adoraba, con aquella escalera en el techo, y que cogías siempre dispuesto en cuanto el deber precisaba. La de paseos que me has dado con él. Con aquellos mismos brazos, del color de la tierra, moviendo con increíble facilidad aquella palanca. Y el mismo Land Rover que más de una vez te he visto (oído) coger a las tantas de la madrugada, cuando era pequeño, cuando se necesitaban imperiosamente tus conocimientos para salir en medio de la tormenta de nieve, recorrer el cableado eléctrico para encontrar el destrozo, y repararlo, apelando a tus estudios. Todo para que el pueblo, o cualquiera de los de al lado, tuviera luz. Cabeza y fuerza. Ambas cosas te dio Dios.



  Si algo heredé de ti, creo que fue aquella capacidad infinita de trabajo, de sacrificio, de esfuerzo. Inagotable. Fuiste el único que no se me echó encima cuando en 2003 sufrí mi particular “annus horribilis”. “Tú hacia adelante. ¿Que ha pasado todo esto? Sí, ¿y qué? ¿No eres mucho más que todo esto? Poco a poco, humilde y constante. Pasito a pasito pero hacia adelante. Mañana será otro día. Y mañana volverá a amanecer”. Fuiste el único que no pusiste más presión de la que ya había. Antes al contrario, quitaste buena parte de ella, para cargarla sobre tus propios hombros.



  Lo único que te puedo decir es que estoy orgulloso de ti, que eres el mejor abuelo que he podido tener (los dos, tú y Pedro) y que realmente te he admirado siempre. Y creo que como yo, muchos, porque en el pueblo, siempre has sido querido, respetado, y como yo, también te han admirado. Por donde has ido has dejado buenos recuerdos. Incluso muchos años después de haberte jubilado, la gente me preguntaba por ti, a muchos kilómetros de Hontoria, dependiendo del destino de la bicicleta. Los recuerdos perduran.


  Pese a tu edad, te he visto siempre con un libro entre las manos. Una mano apoyada en la cabeza, en el alféizar interior de la ventana, fruncido el ceño abosrbido por la lectura. La otra sujetando el libro, ya fuera de Marcial, un Atlas o remirando cualquiera de los tratados de varios centímetros de grosor que tuviste que interiorizar. Se hace difícil de asimilar, para alguien que también ha levantado su cochera o su propia casa. Sobre todo, para alguien de aquella España.



  Solamente puedo darte las gracias por esos 27 años, en los que me has dado tanto, sin parar, a manos llenas. Tener un pueblo, una infancia en un pueblo, con tantos amiguitos para jugar sin las restricciones horarias de la ciudad. Y mi primer gran trabajo, que también fue tuyo en su momento. Y los paseos en el monte. Y ver juntos La Vuelta. Y alternar. Eres de lo mejor que me ha pasado en mi vida, de lo mejor que he tenido y tengo; y por favor, espérame porque algún día también me reuniré contigo. Ese día, dejaremos de ser pétalo y caliz, para ser dos flores de pieza única.


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miércoles, 11 de abril de 2012

ESPAÑA VA BIEN (JODIDA) [ I ]

España va bien (jodida)

En el período 1996-2004, se hallaba en el poder el mismo partido político que desde hace unos meses vuelve a gobernar. El mismo partido político que entonces se jactó de ser el “artífice del milagro de la mejor época de España” (en palabras de la señora Cospedal) y que ahora también dicen que “van a sacarnos de la crisis”. El país, subido en lo alto de la mesa con la (casi) única pata que era la construcción, conoció tasas constantes de un considerable crecimiento económico ininterrumpido. Pero los propios excesos de aquella época, la concentración de la mayor parte de esfuerzos sobre este único sector y tanto el brutal error en el diagnóstico de la crisis como las absurdas e inútiles medidas de respuesta sumado a la incompetencia general de la clase empresarial (como siempre, hablando de la mediana-gran empresa y en términos globales) hacen que podamos completar aquella mítica sentencia, que ya forma parte de la memoria española colectiva, con un nuevo vocablo: jodida.

  Lo recuerdo perfectamente. Por mofa de unos y apoyo de otros, la frase, repetida machaconamente, se incrustó en la España del momento. En clase, recuerdo incluso, teníamos el típico gracioso-imitador que se pasó su buena temporada evocándola.

  La verdad es que, en el fondo, la idea en sí no era mala. Construir pisos para después venderlos a las familias. Así, toda la industria que nace alrededor de la construcción (sector arrastre) también se desarrollaría, pues los pisos han de tener puertas, ventanas, inodoros, agua, electricidad, electrodomésticos.

  Pero la aplicación de la misma fue un desastre. Para empezar, sólo hubo una idea, es decir, la construcción de la imaginaria mesa que es España se sustentó sobre una única pata (además, con todas las fragilidades y defectos de la misma), hasta que la pata (una de los dos que había, la otra seguía siendo la del turismo), henchida pero carcomida por dentro, se partió, desparramando algunos de los manjares que sobre la mesa había. En otras palabras: en la práctica, no se potenció ni un solo sector adicional, se echó un órdago contando con la única carta de la construcción. Y se perdió la partida.
Pero además, mismo la aplicación de la idea en sí, fue una verdadera corruptela. De ahí que la pata, además, estuviera carcomida. La Ley del Suelo, permitió una auténtica escalada especulativa sobre éste, donde la competencia en materia de urbanismo dependía de las CCAA. Andalucía, pero sobre todo Murcia, la Comunitat Valenciana y Baleares (sobre todo estas tres últimas), se llenaron de escándalos de corrupción. Los mismos que quieren sacarnos de la crisis, son los que alimentaron a Matas y a Camps. Por ejemplo.

  Se entró en una espiral en la que todos sacaban tajada: los políticos por hacer la vista gorda (comisión) respecto a la Ley de Costas y del Suelo. Los banqueros, al principio y al final de la cadena, financiando al constructor para que éste levantara los pisos y anticipándole el dinero de las hipotecas que, a su vez, concedía al consumidor. Pero sobre todo, eran los segundos, los constructores, los que se colgaban las medallas del crecimiento económico, el fomento del empleo y la “generación de riqueza”. Tanta, que el número de inmigrantes en nuestro suelo, pasó de menos de un millón en el año 2000 a más de cinco en 2008. O de algo más del 2% de la población española al 11’3%, tomando como referencia, también, ambos años señalados.

  Incluso, basándonos en el bajísimo desempleo (sobre todo para las cifras habituales de este país) nadie fue capaz de ver lo que realmente estaba sucediendo: fundamentándose dicho crecimiento en un único puntal, la inmensa mayoría de los puestos de trabajo creados (la construcción llegó a representar casi 1/3 de los puestos de trabajo creados en 2006) eran de los que se dicen de bajo valor añadido, puestos que, en definitiva, requieren escaso capital humano, pocos conocimientos.




12300 millones de € tirados a la basura

  Paralelamente, iba surgiendo, ya desde ese momento, la que es sin duda la generación más preparada de España. Una generación abierta, de licenciados y diplomados con estudios/estancias en el extranjero, capaz de hablar en otras lenguas, a veces incluso con experiencia internacional. Sin duda, una generación capaz.

  Una generación que, para formarla, no pocos han sido los esfuerzos, ni el tiempo, ni el dinero dedicados. Paralelamente a todos esos inmigrantes que entraban en el período considerado para trabajar en el “único sector producido conocido en España”, el país se puso manos a la obra en un proyecto (este sí) con visos de futuro: la formación de los jóvenes, la cantera.

  El país se afanó en dotarse de una generación compuesta por jóvenes universitarios, pujantes, ilusionados, formados.

  Pero si traemos al presente los dos procesos producidos, contextualizándolos a la actual crisis, el resultado es desastroso. Desde 2008, más de 300.000 jóvenes han decidido traspasar los Pirineos porque las empresas españolas los maltratan con salarios miserables y, en definitiva, ofreciendo “planes de carrera” a tan larguísimo plazo, que ni siquiera merecen ser así llamados. Si sabemos que de media, se tardan 5 años en sacar la carrera, y que cada estudiante universitario español cuesta anualmente al Estado 6000€ de media (más de 7000€ para Comunidades Autónomas como la vasca o la navarra), el resultado es que se ha invertido en la educación de esos 300.000 jóvenes más de 8000 millones de euros.

  Y si además, les suponemos un empleo (que en muchos casos lo han conseguido, en el extranjero) retribuido con el salario español (pues es el país del que provienen y del que, teóricamente, tendrían que estar obteniendo su paga: en este caso unos 23.000€), teniendo en cuenta una presión fiscal a las familias del 26% (estamos siendo “optimistas”, pues en nuestro país ésta es algo mayor) y sabiendo la tasa de inflación (ah, no, la de inflación no, que en España los salarios evolucionan por debajo de este nivel y hay por tanto que tener en cuenta la propia tasa de incremento salarial), dan como resultado, otros 4.200 millones de € que, en concepto de impuestos y diversas cotizaciones el Sector Público ha dejado de ingresar. Sumadas ambas cantidades, arrojan la cifra de 12.296 millones de €, tirados a la basura, desde el inicio de la crisis. Millones de € que se han perdido como consecuencia del capital humano que dichos jóvenes llevan consigo en forma del gasto educativo que el Estado español ha realizado en ellos, y en forma de los impuestos que el Estado está dejando de ingresar (y que debería de ingresar) puesto que estos jóvenes trabajan en el extranjero. Millones de € que, estando en las alforjas del Estado, contribuirían a evitar el saqueo al que estamos siendo sometidos los ciudadanos españoles por parte de éstos, desgraciadamente, propios y lamentables dirigentes (tanto en forma de impuestos como en forma de reducción de prestaciones sociales).

  Incluso, hay que ser conscientes de que en estos cálculos estamos siendo “prudentes/generosos” por tres razones:
1)   No se ha tenido en cuenta la última reforma tributaria.
2)   No se ha tenido en cuenta las cotizaciones sociales que las propias empresas (suponiendo que no “trabajen en negro”, práctica tan extendida en España) realizan.
3)   Tampoco se ha tenido en cuenta, mucho más importante, la propia producción de estos trabajadores: la riqueza generada. Y estamos hablando de mano de obra, dada su formación, muy productiva.

  Y si mezclamos ambos fenómenos migratorios, el balance y las consecuencias son aún, si cabe, más desastrosas para España. Vaya por delante que un emigrante (cualquiera, sin excepción), lo mínimo que merece es un infinito respeto, por tener que dejar familia, amigos y tierra, lanzándose a la aventura de ser nadie y empezar desde cero; y que sin duda, muchas veces representan justo lo mejor, precisamente por eso, por tener las agallas de marcharse. Pero España, ha cambiado 5 millones de inmigrantes que vinieron a trabajar en la construcción y “derivados” y que, pese a que vinieron a trabajar a puestos que rechazábamos los españoles, la inmensa cantidad recibida en tan poco tiempo sin duda que ha sido uno de los influyentes (aunque ni mucho menos el único ni desde luego el más importante) del escaso salario percibido de media en España (incluso en puestos algo más elevados), y que además, en muchos casos, engrosan actualmente las listas del paro (procuramos, simplemente, ser objetivos, pues bastante desgracia tiene ya el emigrante/inmigrante); decimos, ha cambiado 5 millones de inmigrantes por:
1)     300.000 universitarios (hasta ahora, cifras de 21-2-2012) ampliamente preparados que al no encontrar trabajo tienen que marcharse. Hace apenas un año eran 166.000, ahora son 300.000. Ya veremos dónde dejamos el récord.
2)     La tasa de temporalidad se sitúa en el 25% aproximadamente, para los trabajadores españoles. Pero para los jóvenes de 25 a 29 años, dicha temporalidad alcanza el 38’2% en 2011, que se dispara hasta el 56’6% si la franja de edad está entre los 20 y los 24 (datos de UGT). Obviamente, no se tienen en cuenta los becarios, puesto que éstos, ni siquiera son asalariados, y por lo tanto, no entran en el cociente de la tasa de temporalidad.
3)     Como hemos dicho, 300.000 ya se han marchado. Pero a los que se quedan, o bien en un 50% engrosan las listas del paro o bien, en el otro (prácticamente) 50%, figuran en el punto 2, el de los temporales.
4)     Hasta un 65% de los jóvenes españoles está dispuesto a marcharse.

  En este sentido, el país se llenó de inmigrantes en busca de un sueldo mejor que el que tenían en sus respectivos países, mientras que los jóvenes formados, en los que el Estado se ha dejado más de 30000€ de media por barba (30000€ considerando una media de estancia en la Universidad de 5 años, y donde solamente se está teniendo en cuenta la inversión directa en educación; y por lo tanto, no se tienen en cuenta las ayudas directas recibidas por parte de los alumnos en forma de becas y ayudas al estudio), se ven obligados a salir para buscar un trabajo, y de los que quedan, hasta un 65% al menos están en disposición de hacerlo.


  En resumen, el negocio que ha hecho España, de la mano de los que apoyaron a ojos ciegos el sector de la construcción (que repetimos, la idea en sí no era mala, pero no para potenciarlo hasta ser la [casi] única pata de la mesa), es ruinoso. Por eso, personalidades  como el ex Presidente Aznar (casi habría que entrecomillar lo de personalidades; sobre todo desde que dejó el gobierno, debido a una inequívoca e indeleble egolatría, pero en fin), menospreciando a los “indignados” como “un movimiento marginal de extrema izquierda” cuya representatividad “no es importante en la vida española” es una sandez que, en última instancia, es su herencia. Pero eso sí, que quede bien claro también, que ocho años de gobierno posteriores, también son tiempo más que suficiente (aunque hablemos a toro pasado) para intentar cambiar un destino.




LA PRODUCTIVIDAD EN ESPAÑA

  Si hace un par de meses analizábamos la situación desde la dicotomía “salarios-precios”, hoy lo haremos desde el lado de la productividad.

  Una productividad que, para que nos entendamos, se logra ya sea produciendo lo mismo con menos o bien produciendo más con lo mismo.

  La famosa productividad de los factores, que, entendida como cociente entre la producción obtenida y los factores empleados, se muestra como elemento clave de la siempre ansiada competitividad. Competitividad que, a fin de cuentas, permite competir (perdón por la redundancia) contra el resto de países/empresas/mercados y por lo tanto, crecer. Competitividad, en suma, que por una parte es una de las “grandes culpables” del crecimiento económico y que por otra, depende de 3 factores: la productividad del factor trabajo, la productividad del factor capital y finalmente, el progreso tecnológico.



El factor trabajo:

  El hecho de que un trabajador produzca más o menos, al final depende, además, tanto de que él mismo produzca más (o sea, trabajar al 100% ó por encima del 100%), bien de que se invierta más en él incrementando en el capital físico por trabajador o bien a través de mejoras en el proceso productivo que al final redunden en una mejora en la eficiencia conjunta del proceso productivo a través del progreso tecnológico, que al final redunde en una mejora combinada tanto del factor trabajo de modo directo como de modo indirecto (a través del factor capital).

  En los dos siguientes gráficos, se puede apreciar la productividad del factor trabajo por países, teniendo en cuenta que le productividad de la UE-27 se corresponde con la media del 100%. Si bien en el primero, ante la multitud de líneas no es claro, el segundo deja más a las claras la realidad: la tan “denostada” productividad (mejor dicho improductividad de los trabajadores en España, a la que los empresarios siempre aluden como “gran causa de nuestros males económicos” y como “razón por la cual no se aumentan los salarios”, es una mentira.

  Como siempre, los datos demuestran que nos están tomando el pelo. En realidad, la gráfica demuestra que la productividad de los trabajadores españoles está por encima de la UE-27 y muy cerca (aunque por debajo) de la zona Euro. Más aún, porque si nos comparamos con los súbditos de la señora Merkel, no andamos muy lejos de ellos. Incluso, cabría preguntarse sobre las razones de dicha “improductividad” si quizás tenga más que ver con las peores condiciones, menores salarios y mayor número de horas trabajadas (obviamente, cuanto mayor es el número de horas trabajadas, menor es la productividad, especialmente de las últimas horas, debido al cansancio).
O directa y muy especialmente, con cuestiones más intangibles, como son la cultura empresarial y las políticas de recursos humanos de la mayoría de las empresas de este país, políticas del miedo, políticas de incentivación negativa (te despido si no haces esto [o más recientemente, con la última reforma laboral, te despido sin importar la razón]) en vez de políticas de incentivos positivos (si haces esto cobras más). Es en esto último, donde las políticas, tanto empresariales como del propio Gobierno (para incentivar a las empresas), deberían asemejarse a las del resto de países de la Unión, donde existe mayor aprecio y valoración del trabajo realizado por los trabajadores. Una cultura empresarial española que, en resumen, es prehistórica. Arcaica.

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat








 
 
Labour Productivity (in %, UE 27 = 100%)
Country/Time
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
EU (27 countries)
100
100
100
100
100
100
100
100
100
EU (15 countries)
111,9
111,4
110,9
110,6
110,5
110,1
109,7
109,4
109,1
Euro area (17 countries)
110,6
109,9
108,9
109,2
109
109,1
109,3
109,3
108,7
Euro area (16 countries)
110,8
110,2
109,1
109,2
109,2
109,3
109,5
109,5
108,8
Belgium
136,9
135,4
132,5
130,4
129,1
127,6
126,8
127,5
127,5
Denmark
108,9
106,7
109,2
107,2
107
104,8
105,8
106,2
111,6
Germany
105,9
107,8
107,5
108,5
108,8
108,4
107,9
104,9
105,3
Greece
100
101,8
101,1
95,8
97,3
95,2
97,9
98,3
94,8
Spain
105,2
104,1
102,3
101,3
102,8
103,1
104,3
109,8
109
France
120,8
117
116,3
117,3
116,2
116,4
116,1
117,1
116
Italy
118,8
116,6
113,2
112
111,1
111,6
112,9
112,6
109,6
Luxembourg
164
168
170,5
170,2
179,5
179,9
178,1
168
170
Netherlands
113,8
111,3
112,8
114,4
114,4
114,5
115,4
112,3
113,2
Poland
58,9
60,3
61,8
61,6
61
62,2
62,3
65,5
66,8
Portugal
70,7
71,1
69,9
72,9
73,2
74
73,5
75,8
76,4
Sweden
109,2
111,9
115,5
111,9
113,1
114,9
114,2
110,9
113,1
United Kingdom
112,6
113,1
114,4
112,9
112,7
110,1
106,8
105,5
106,6
United States
140,7
142,6
143,5
144,5
140,8
139,7
137,9
186,5
143,9
Japan
98,4
99,1
99,8
99,9
97,9
98,3
95,8
93,3
96,3



Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat



  Sí que merece hacer mención especial del incremento en la productividad registrado en 2009 (ver gráfico 3, de aumento de la productividad del trabajo; y gráficos 4 y 5, sobre la tasa de desempleo), debido fundamental e irónicamente, a la destrucción de empleo: es decir, que si bien el nivel de actividad empresarial ha podido caer como consecuencia de la crisis, lo cierto es que, a diferencia del resto de países europeos (donde cae la productividad, debido a la reducción del nivel de actividad de la empresa), resulta que en España cae la actividad empresarial pero aumenta la productividad. Como siempre, las empresas españolas (que operan en España), deciden ir por libre en relación al resto de tendencias de países europeos, despedir a una parte de la plantilla, y que el resto tenga que hacer el trabajo de los que han sido despedidos (cultura empresarial de incentivos negativos), debiendo además, rezar los que quedan, para no ser ellos los próximos en seguir añadiendo puntos a la tasa de desempleo. Mientras en el resto de los países considerados disminuye la productividad, motivada fundamentalmente por la reducción en el nivel de actividad de las empresas, en España, por el contrario, es cuando más ha crecido la productividad, como dicho, porque las empresas han optado por el despido y los trabajadores que quedan, tienen que hacer su trabajo y el de los que se han ido. La actitud es francamente miserable.

 Esto, además, se ve muy bien comparando España con EEUU: EEUU es el único país, junto con España, que ve un espectacular aumento en la productividad en 2009, el peor año de la crisis. La diferencia es que la tasa de desempleo de EEUU se mantiene, con lo que sin duda, su aumento en productividad se debe a mejoras reales en el sistema productivo, y no al efecto estadístico generado porque los que quedan tienen que hacer lo de los que se han ido.

  Por otra parte, algo a decir muy a favor de los trabajadores españoles y de su productividad, es que si bien es cierto que, en líneas generales, la productividad del trabajo en España, se encuentra algo por encima de la media europea pero un poco por debajo de los países de referencia, lo cierto es que el aumento de ésta, aunque lento, es constante, y siempre con valores positivos.



Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat




LABOUR PRODUCTIVITY GROWTH, YEARLY EVO (’90-’10)
Country/Years
90
91
92
93
94
95
96
97
98
99
00
01
02
03
04
05
06
07
08
09
10
Belgium
1,2
3,7
3,1
2,5
3,6
-0,9
2,8
2,2
-0,5
1,9
3,9
-2,6
1,3
1,2
3,8
-0,7
1,5
1,6
-1,3
-1,6
1,3
Denmark
2,6
2,2
1,8
1,4
6,3
2
2,2
0,6
-0,4
1
2
-0,5
0,9
1,7
2,7
1,4
0,9
-0,2
-2,5
-2,3
3,3
Finland
2,8
0,8
3,5
5,2
3,9
2,1
2,2
2,9
3,6
1,2
3,9
1,9
1,3
2,4
3,4
1,9
2,9
3,2
-0,5
-3,9
3,8
France
1,9
1,5
2
1,3
2,4
2,5
0,4
2
2,4
1,6
3,5
0,9
2,9
1
0,5
1,5
2,8
0,3
-1,7
-0,2
1,7
Germany
3,5
3,4
2,5
1,4
2,7
2,4
2
2,3
1,1
0,9
2,7
2,5
1,4
0,9
0,8
1,2
3,6
1,7
-0,1
-2,5
1,4
Greece
-1,3
5,4
-2,1
-3,4
1,7
1,7
3,9
5,7
-0,6
1,2
3,9
4
1,7
4,9
2,9
1,3
5
2,8
-1,5
-0,3
-2,8
Italy
1
0
1,3
1,8
4,1
2,9
-0,2
2,1
-0,5
0,6
2,5
0,8
-0,6
-1,2
1,1
0,5
0,3
0,1
-0,9
-2
1,7
Japan
5,7
2,9
1,4
2,9
1,1
2,3
2,1
2,3
0,3
3
2,8
1,6
2,4
1,7
3,2
2,2
1,1
1,9
-0,1
-1,7
3,2
Netherlands
1,5
1,1
-0,1
1,5
1,7
0,1
0,8
1,8
2
2,2
1,8
0,7
0,7
1,4
3,2
2
1,8
1,6
1
-2,9
2
Portugal
-1,5
10
6,8
-0,4
0,6
1,7
4,5
3,7
2,9
1,9
4,4
-0,1
0,2
1,1
0,4
1,7
0,6
4,1
-1,5
1,6
3,2
Spain
1
1,9
2,7
2,6
4,1
1,8
1
0,3
-0,2
0,1
0,1
0,1
0,4
0,7
0,5
0,6
0,8
1,4
0,8
2,7
2,2
Sweden
0,3
1,2
2,2
2,2
2,5
1,9
1,6
3,7
2,5
2
3,3
0,6
3,9
3,7
3,3
2,9
2,9
0,2
-1,8
-2,3
3
United Kingdom
1,2
1,5
4,6
3,5
2,8
1,8
1,9
1,5
2,8
2,6
3,6
1,3
2,5
2,4
1,9
1,2
2,2
1,8
-0,5
-2,1
0,9
United States
1,7
1,2
3,3
0,5
1
0,1
2,5
1,5
2,2
2,8
2,8
2,3
3,1
3
2,3
1,5
0,8
1,2
0,7
2,1
3
Russian Federation
..
..
..
..
..
..
-2,2
2,9
-2,3
-3,2
6,1
5,3
2,8
5,1
7
4,2
6,6
5,8
5,5
-5,2
3,8
Euro area
..
..
..
..
..
..
..
..
..
..
..
1,2
1,1
0,7
1,1
1,1
2,2
1,4
-0,4
-0,8
1,8
G7 countries
2,5
1,6
2,7
1,7
1,8
1,4
1,9
2
1,8
2,6
2,9
1,9
2,5
2
2
1,6
1,4
1,2
0,1
0,2
2,4
OECD Total
..
..
..
..
..
..
..
..
..
..
..
1,7
2
2,3
2,5
1,5
1,7
1,6
-0,1
-0,3
2,2



Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat


Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat


 
  Para concluir, habría que preguntarse acerca de las razones por las que, en general, la productividad del trabajo en España, sin ser del todo mala (que quede claro, pues permanece por encima de la UE-27 y apenas por debajo de la zona Euro, con reciente tendencia a convergir) es susceptible de ser mejorada. Para ello, habría que buscar en los determinantes directos de dicha productividad del factor trabajo. Que no son sino el capital físico invertido por trabajador (que consiste para que nos entendamos y a grandes rasgos porque no es del todo exacto, en dar al trabajador la misma máquina pero mejorada) y el progreso tecnológico (una nueva máquina, mejor que la anterior), donde el cual permite mejorar la eficiencia del proceso productivo. Y como vemos, ambos están relacionados, pues de alguna manera, mejoras en la misma máquina también suponen mejoras en el progreso tecnológico, y además, para traer dicho progreso tecnológico es necesario el factor capital. En otras palabras, y siguiendo a Rafael Myro, “el trabajo aumenta su productividad porque dispone de mayores medios de capital físico o porque el rendimiento global del proceso productivo aumenta”. La suma de ambos, proporciona la mejora (o empeoramiento) en la productividad total de los factores (o productividad multifactor).




El factor capital:

Por tanto, una mayor capitalización permite al factor trabajo incrementar su productividad (intensificación de capital). Resulta por lo tanto clave, recuperar los gráficos que ya analizamos en la pasada entrada sobre la Formación Bruta de Capital Fijo, es decir, la Inversión de las empresas.



Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Eurostat

 

Evolution in GFCF
Country
in Mio €

Country
in Mio €

Country
in Mio €

in 2002


in 2007


in 2011
Luxembourg
12.205

Luxembourg
16.330

Luxembourg
15.800
Japan
7.627

Denmark
9.085

Sweden
7.724
United States
7.266

Spain
7.267

Denmark
7.379
Denmark
6.740

Sweden
7.259

Belgium
7.083
Netherlands
5.766

Netherlands
6.990

Japan
6.904
Sweden
5.196

Belgium
6.893

Netherlands
6.899
Belgium
4.982

United States
6.586

France
6.063
United Kingdom
4.848

France
6.200

Germany
5.723
Italy
4.818

Euro area (16)
6.026

Euro area (16)
5.496
Germany
4.753

United Kingdom
6.011

United States
5.372
Euro area (16)
4.687

Japan
5.754

Italy
5.179
Spain
4.680

Italy
5.641

Spain
5.015
France
4.576

Germany
5.441

EU (27 countries)
4.715
EU (27 countries)
4.021

EU (27 countries)
5.315

United Kingdom
4.055
Portugal
3.483

Greece
4.784

Portugal
2.912
Greece
3.210

Portugal
3.550

Greece
2.841


  Tal y como se ve, en lo que concierne a la inversión de las empresas, partiendo de valores discretos (por encima de la media de la UE-27 pero por debajo de la media de la zona €), progresa a lo largo del primer lustro considerado alcanzando un máximo en 2007, en los momentos inmediatamente anteriores a la crisis, fruto de la buena marcha de la economía; para caer desde y durante la crisis de manera drástica, en una caída mucho más espectacular que en el resto de países, también debido a la mayor virulencia de la crisis.

  El hecho de que la inversión empresarial esté cayendo en picado y por lo tanto incidiendo también de alguna manera en la productividad del factor trabajo (la comparativa entre ambos gráficos lo demuestra para 2008 pero no para 2009, ya que en 2009 la tasa de desempleo se disparó, redundando por lo tanto en un incremento ficticio de la productividad del factor trabajo), una vez más, pone de manifiesto que el Gobierno y la UE se equivocan en su política de primar el control del déficit por encima de la recuperación de la actividad económica, puesto que fortaleciendo la actividad económica, no solamente recuperaríamos todas las gráficas anteriores, sino también el crecimiento en el PIB y por lo tanto, crecimiento económico y mejora en el bienestar de los ciudadanos-trabajadores-consumidores.

  Sin embargo, tanto el factor trabajo como el factor capital, en la medida en que una sociedad/país se desarrolla, dejan de ser determinantes de la productividad, y es el progreso tecnológico el elemento clave: es obvio, pues para que llegue el progreso tecnológico es necesario tanto el capital por un lado (es decir, la capacidad de adquirirlo/comprarlo) como el factor humano por otro: es decir, el conocimiento, para poder utilizar en la práctica, dicho progreso tecnológico.

(SIGUE: España va bien (jodida) [ II ] )