jueves, 2 de mayo de 2013

SIETE PECADOS CAPITALES. SIETE MILLONES DE PARADOS.



SIETE PECADOS CAPITALES. SIETE MILLONES DE PARADOS.

El dato avanzado esta pasada semana por el INE, es elocuente: más de 6.200.000 parados. Sigue, además, una clara tendencia; en aumento desde 2008. Pero sin embargo, no recoge el paro potencial, el que existiría si no hubieran salido del país al menos 400.000 jóvenes (desde el inicio de la crisis), sumados a más de 200.000 inmigrantes en España que han decidido “re-emigrar” a sus países de origen (esta cifra, sólo en el año 2012), dejarían el récord, sobre todo comparado a la población, en 7 millones de parados. Uno por cada salvaje estupidez económica cometida.

1)  Confundir una crisis de demanda con una de oferta
El primer error de calado fue sin duda éste. Pese a que todos los indicadores hablaban claramente del color de la crisis, las diversas autoridades se empeñaron en hacernos creer que la salida única y mejor a aquella era a través de políticas de contención de la demanda; es decir, recortando gastos y aumentando impuestos. 

  Todo esto, después de ver que todos los indicadores de demanda caían en picado: la demanda del consumidor, la confianza del mismo y el propio gasto (inversión) de las empresas. Reducir el gasto público para “equilibrar la balanza”, fue, ha sido y es la mayor obsesión política; todo ello sabiendo que el gasto público es uno de los tres grandes componentes de la demanda (los otros dos son las economías familiares y las empresas); con lo que reduciendo el gasto público, dada la naturaleza de la crisis, han abundado en el problema en vez de solucionarlo. 


Fuente: elaboración propia a partir de datos de Eurostat.


2)  Confundir endeudamiento privado con endeudamiento público
Pese a que la crisis se originó como consecuencia de un excesivo endeudamiento privado (en nuestro país, estallido de la burbuja inmobiliaria), fue el Estado el señalado con el dedo acusador, la cabeza de turco. De hecho, en España, las cuentas públicas nacionales estaban, en muchos apartados, mejor que nunca, hasta el punto de alcanzar el saldo positivo en la balanza comercial, hecho inédito desde la Primera Guerra Mundial. Con los datos en la mano, Deuda Pública y Déficit Presupuestario arrojaban, justo antes de la crisis, mejores cifras que prácticamente cualquiera de los países de nuestro entorno. 

  Así, los incrementos tanto en la deuda pública como en el déficit presupuestario, son consecuencias de la crisis (más que de la crisis de las políticas ejecutadas para “solucionarla”) y no su causa, porque justo por las políticas de recortes, aumenta el número de parados, disminuyendo el consumo y por lo tanto las cotizaciones sociales (peses a las diversas subidas impositivas, los ingresos públicos apenas sí han variado); lo que por el lado de los gastos redunda en que, obviamente, hay que alimentar a esos parados (ver evolución de las prestaciones sociales en el gráfico, que pasan de 11’6% del PIB a más de un 16% a finales del 2012). 

 

También se aprecia el salto producido en 2009 como consecuencia del plan E (cuya idea era correcta, pero la aplicación en actividades cortoplacistas fue un error brutal), y que, pese a que en el resto de años no se ha gastado más en términos absolutos, proporcionalmente (caída de la producción y aumento de diversas partidas que conforman el gasto Público, como las prestaciones sociales) sí lo ha hecho. De hecho, Por lo tanto, pese a que el sector público siempre ha sido señalado y condenado, lo cierto es que su cifra actual del 84’2% de deuda pública sobre el PIB a cierre del 2012, parece ridícula comparada con un 205’9% sobre el PIB de deuda privada un año antes.

  Con todo, sabiendo que la deuda pública española apenas representa una cuarta parte del total de deuda, ¿por qué sólo se habla del sector público y de recortar el peso del mismo en la economía? ¿cómo es posible que el énfasis se ponga en ese 25% y lo que es peor, con políticas de recortes que no tienen ningún sentido social, técnico y mucho menos económico? ¿Qué hay del otro 75%? ¿A quién quieren engañar?

 


Fuente: elaboración propia a partir de datos de Eurostat y el Banco Mundial.
   



Fuente: laopinioncoruna.es



Fuente: elaboración propia a partir de datos de Eurostat.


3)  Primar la contención de la inflación por encima del crecimiento y del empleo
Como consecuencia de los dos anteriores puntos, se aplicaron políticas de ajuste, que traducido son políticas de contracción de la demanda (lo que sumado a la ya de por sí caída de ésta, se tradujo/ha traducido/está traduciendo en una hiper-contracción/destrucción de la misma); así vinieron y vienen los recortes en gasto público y las subidas impositivas. Desde distintos organismos, como la UE, el BCE o el FMI, se habló de control de inflación, y en especial el BCE se empecinó en mantener una política monetaria restrictiva con relativamente elevados tipos de interés (en comparación con su homólogo estadounidense la Reserva Federal), lo que sumado a las diversas políticas fiscales restrictivas, una vez más, han ido encaminadas a reducir tanto el tamaño del sector público (el gran Satán de la crisis) como su gasto, terminando de minar las ya maltrechas economías. 

  Por tanto, de unas matemáticas tan infantiles como elocuentes e irrefutables, se extrae que sobre 3 variables han controlado una (que tampoco hace falta hacer grandes alardes, pues en líneas generales basta con mantener unos tipos de interés relativamente elevados [en este caso, relativamente va con respecto a EEUU]), pudiendo haber corregido las otras 2 variables que, además, van de la mano y repercuten directamente en la economía del país y en sus ciudadanos.
Los resultados han sido evidentes: la inflación se ha mantenido en niveles inusualmente bajos, mientras diversas economías (particularmente la española) han sido destrozadas (más de lo que ya estaban, debido a las “políticas” económicas aplicadas) en las otras 2 variables macroeconómicas fundamentales: producción y empleo.


4)  Potenciar un sector de bajo valor añadido y (además) tratar de que vuelva a ser (el mismo) motor económico durante/después de la crisis
En el caso español, además, el vigoroso crecimiento de los años anteriores se había sustentado sobre un sector (el de la construcción) de escasa aportación al total productivo, al estar realizado con factores productivos fácilmente sustituibles (baja cualificación del trabajador). 

  El problema fue que, este sector, era prácticamente el único sobre el que se sustentaba dicho crecimiento. Pero el mayor pecado, está en el empecinamiento de los actuales gobernantes por intentar reflotar dicho sector haciéndolo además al viejo estilo, tal como lo demuestra la nueva Ley de Costas (aprobada siguiendo los cánones de pasadas legislaturas populares; es decir, en absoluta soledad) al reducir de 100 a 20 metros el espacio litoral protegido lo que, desde fuentes del Ministerio de Medio Ambiente, “en los 80 metros de diferencia, desde la perspectiva de la Ley de Costas, no habrá prohibición para edificar”. Esto anterior sabiendo que en España existen 3’4 millones de viviendas vacías, lo que significa un 13’5% de las viviendas existentes, y que mismo entre 2008 y 2010 (año de últimos datos disponibles) el parque de viviendas había aumentado un 5’2%. En el camino de estos 5 años, quedan sectores alternativos claves (como el automovilístico o energético) que no se han tocado y que bien nos podrían estar sacando de la crisis. Y esto, sin abundar en la caída de las partidas de I+D. De película. De película de terror, por supuesto.


5)  Supeditar intereses nacionales a agentes y grupos de intereses extranjeros
A instancias de diversos organismos y organizaciones e instituciones internacionales (como el FMI durante buena parte de la crisis [pese a que ahora, casi 5 años después del inicio de la misma, sea el único que se esté dando cuenta de su gravísimo error e inicie tímidas recomendaciones para que se frenen los ajustes], la UE, el BCE, las agencias crediticias e incluso determinados bancos incluso implicados en el estallido de la crisis (Goldman Sachs, Morgan Stanley) se han ido aplicando dichas políticas de ajuste, dichas reformas. Todo ello, sin tener en cuenta el interés general, el interés del país, el interés de los ciudadanos que al final, configuramos España.
  Incluso, hasta tal extremo ha salido mal este punto, que cuando la ciudadanía hubo de pronunciarse, lo hizo temerosa de los mercados, votando, en definitiva, la opción de los ajustes, los recortes y el paro. Además de la corrupción, que aunque no teníamos indicios de Bárcenas, sí sabíamos de desmanes en las Baleares y Valencia, entre otras partes. No nos engañemos, no es que la otra opción fuera mucho mejor, pero al menos mostraron la buena opción (el plan E [aumentar el gasto público]), si bien la aplicación del mismo fue una chapuza.

6)  Despilfarrar el factor trabajo
Una de las riquezas de un país, quizás la mayor desde el punto de vista económico, desde el punto de vista de producir, qué duda cabe que son sus ciudadanos, sus trabajadores; tanto mayor es ésta cuanto mayor sea la formación y capacidad de la misma. Siguiendo esta misma teoría, parece factible, hablando claro, que tanto mejor para un país cuanto mejor sean tratados sus trabajadores y más contentos se les tenga. 

  Sin embargo, con alrededor de 23.000€ netos de media por trabajador (lo que corresponde a poco más del 80% del salario medio de la zona euro para el año 2011), con un salario mínimo de los más bajos de la zona Euro, una tasa de desempleo del 27’16%, y más de 400.000 jóvenes (muchos de ellos universitarios) que ya han abandonado el país; sumados al hecho de que en España se trabaja (bueno, los que no están en el paro, claro) más horas, durante más años (hasta los 67 de jubilación [de momento]), en peores condiciones y cobrando menos que en otros países como Alemania (¿a que sí, Merkel?) el resultado es que España no parece ser el paraíso del trabajador. Lo anterior, sin haber hablado de las diversas reformas, que en la práctica, bajo el rimbombante nombre de flexibilización del mercado de trabajo, no han supuesto sino reducir los derechos y las condiciones del trabajador.
  Para colmo, volviendo a la cifra de los 400.000 jóvenes, han sido formados con dinero español, y están produciendo y pagando (muchos) impuestos en países extranjeros que, en su práctica totalidad, no han invertido ni un solo euro ni en ellos ni en su formación. Esto, por mucho que Esperanza Aguirre diga que es “motivo de orgullo” (señora ésta que no es la primera vez que nos asalta con sus iluminadas declaraciones [hoy mismo señalaba que “la alternativa es reducir más gastos”]), es un confirmación más de su absoluta necedad, porque formar trabajadores jóvenes cualificados (con el tiempo, además, que ello supone) para entregarlos gratuitamente al exterior para que produzcan y generen riqueza y paguen impuestos fuera, es el negocio más ruinoso que puede hacer un país.

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Eurostat.


Salario neto
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
European Union (27 countries)
21.206
22.025
23.174
24.368
24.990
23.885
23.919
24.228
Euro area (16 countries)
24.107
24.817
25.962
27.077
27.660
26.890
27.559
27.892
Spain
19.095
20.248
21.627
22.931
23.464
22.847
22.769
22.855


















Porcentaje salario
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
Respecto a zona €
79,21%
81,59%
83,30%
84,69%
84,83%
84,97%
82,62%
81,94%
Respecto a UE-27
90,05%
91,93%
93,33%
94,10%
93,89%
95,65%
95,19%
94,33%

Fuente: elaboración propia a partir de datos de Eurostat.


7)  Recapitalización bancaria incondicional
La guinda en lo alta de la gran tarta que nos estamos comiendo viene del lado de uno de los actores que empezaron el juego, la banca: la cual está siendo recapitalizada con dinero público, y que a finales de 2012 suponía más de 55.000 millones de euros (sumados a las diferentes subastas de dinero realizadas por el BCE a finales de 2011 y a lo largo de 2012, en las que los bancos españoles se hicieron deudores de más de 200.000 millones de euros), dicha recapitalización, no lo olvidemos, se está realizando con dinero público (del estado español y el BCE), en muchos casos al 1% de interés (mientras los intereses para el resto de la ciudadanía oscilan entre el 3-5-7%), en un momento en que como hemos visto antes, existen en España 3’4 millones de viviendas vacías (13'5% del parque total de viviendas en España) y desde el inicio de la crisis ha habido 400.000 ejecuciones hipotecarias, muchas de ellas finalizadas en desahucio. 

  Y donde además, esa misma banca no hace llegar el dinero a la economía real del país (como ya hemos dicho en otras entradas, ni antes se trataba de tanto, ni ahora de tan calvo) Si uno se tapa los ojos, creería estar escuchando alguna de las disparatadas películas de los hermanos Marx, pero como siempre, la realidad supera ampliamente a la ficción.


CONCLUSIÓN:
Con todo, para este 1 de mayo, el resultado es la nada desdeñable cifra de más de 6 millones de desempleados (oficiales); casi 7 si tuviéramos en cuenta los que deberían estar pero justo porque hay otros 6, no pueden. Así que eso, a festejar la fiesta del trabajo, sin trabajo.



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